domingo, 27 de junio de 2010

Bastaba con un toque de carmín en sus finos y ásperos labios, un toque de color en sus apagados ojos y unas gotitas detrás del cuello de su perfume favorito. Estaba ilusionada, un nuevo proyecto emocional estaba resurgiendo entre sus cenizas después de creer que todo estaba perdido. El dolor, la tristeza, el sufrimiento que había pasado anteriormente, las lágrimas que tanto habían provocado tempranamente su vejez, ya no eran motivos para no poder sentirse mujer, deseada, bella y lo más importante, querida. Y todo esto, gracias a él.
El factor sorpresa de su nueva vida que un día apareció en su camino dejando huella.
Como nuestros caminos no se habían cruzado en todo ese tiempo, parecía poco probable que ahora fuese a tropezarme con él. Pero las probabilidades no cuentan cuando se pasa a la realidad, y el hecho de que parezca imposible que ocurra algo no quiere decir que no vaya a suceder...

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